Síndrome de dolor regional complejo

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Dan Rosen de Nash Disability Law sabe exactamente qué tipo de pruebas sobre discapacidades médicas servirán para ganar un caso de discapacidad ante el Seguro Social.

Síndrome de dolor regional complejo y beneficios de discapacidad

¿Qué es el síndrome de dolor regional complejo?

El síndrome de dolor regional complejo (CRPS, por sus siglas en inglés) es un trastorno de dolor crónico, que normalmente afecta una de sus extremidades después de una lesión o un traumatismo. Se cree que el CRPS se debe al daño o al mal funcionamiento de los sistemas nerviosos central y periférico. El sistema nervioso central está formado por el cerebro y la médula espinal, y el sistema nervioso periférico se encarga de enviar señales desde el cerebro y la médula espinal al resto del cuerpo. El CRPS se caracteriza por un dolor prolongado o excesivo y cambios moderados o drásticos del color de la piel o la temperatura, o inflamación en el área afectada.

Existen dos formas similares, denominadas CRPS-I y CRPS-II. Ambas tienen los mismos síntomas y se tratan de la misma manera. El CRPS-II (anteriormente llamado causalgia) es el término empleado para los pacientes con lesiones nerviosas confirmadas. Si usted no tiene una lesión nerviosa confirmada, se le diagnostica CRPS-I (conocido anteriormente como síndrome de distrofia simpática refleja). Algunas investigaciones también han identificado pruebas de lesiones nerviosas en el CRPS-I, por lo que se está investigando la diferencia.

Los síntomas del CRPS varían tanto en términos de gravedad como de duración. Existen estudios que demuestran que la mayoría de los casos del CRPS son moderados y que las personas se recuperan gradualmente con el tiempo. En casos más graves, es posible que las personas no se recuperen y puedan tener una discapacidad de largo plazo.

¿Quién puede sufrir el síndrome de dolor regional complejo?

Todas las personas, tanto hombres como mujeres, pueden sufrir el CRPS a cualquier edad. Sin embargo, es mucho más común en las mujeres, y la edad promedio de las personas afectadas es aproximadamente 40 años.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de dolor regional complejo?

El principal síntoma del CRPS es el dolor prolongado que puede ser constante y, en algunas personas, sumamente incómodo o grave. El dolor se puede experimentar como una sensación de ardor o “pinchazos”, o como si la extremidad afectada estuviera siendo comprimida. El dolor puede extenderse por todo el brazo o la pierna, aun cuando la lesión desencadenante pudo haber sido solo en un dedo del pie o de la mano. El dolor a veces incluso transmitirse incluso hasta la extremidad opuesta. A menudo, hay un aumento de la sensibilidad en el área afectada y entonces hasta un leve contacto o toque resulta doloroso (esto se llama alodinia).

Si usted padece el CRPS también puede sentir cambios constantes o intermitentes de temperatura y color de la piel, e inflamación de la extremidad afectada. Una pierna o un brazo afectado se puede sentir más caliente o más frío en comparación con el miembro opuesto. La piel de la extremidad afectada puede cambiar de color y ponerse azul, púrpura, pálida, roja o de aspecto manchado.

Otros síntomas comunes del CRPS son:

  • Cambios en la textura de la piel en el área afectada, que puede tener una apariencia brillante y fina
  • Patrón de sudoración anormal en el área afectada o en las áreas circundantes
  • Cambios en los patrones de crecimiento de las uñas y el cabello
  • Rigidez en las articulaciones afectadas
  • Reducción de la capacidad para mover las parte del cuerpo afectada
  • Movimiento anormal en la extremidad afectada, más a menudo postura anormal fija (lo que se conoce como distonía)
  • Temblores o sacudidas del miembro afectado

¿Cuál es la causa del síndrome de dolor regional complejo?

Los médicos no están seguros de cuál es la causa de que algunas personas desarrollen el síndrome de dolor regional complejo, mientras que otras con traumatismos similares no lo desarrollen. En más de 90 por ciento de los casos, la afección se desencadena debido a una historia clara de traumatismo o lesión. Los factores desencadenantes más comunes son las fracturas, los esguinces o las distensiones musculares, una lesión del tejido blando (como por ejemplo, quemaduras, cortaduras o magulladuras), inmovilización de la extremidad (como por ejemplo, por un yeso), o procedimientos quirúrgicos o médicos. El CRPS representa una respuesta anormal que amplifica los efectos de la lesión. En este sentido, es como una alergia, en cuyo caso algunas personas responden en forma excesiva a un factor desencadenante que no causa ningún problema a otras personas.

Las anormalidades de los nervios periféricos que se encuentran en las personas con el CRPS por lo general involucran las pequeñas fibras nerviosas no mielinizadas y finamente mielinizadas (axones) que transmiten mensajes y señales de dolor a los vasos sanguíneos. (La mielina es una mezcla de proteínas y sustancias semejantes a las grasas que rodea y aísla algunas fibras nerviosas). Debido a que las pequeñas fibras nerviosas se comunican con los vasos sanguíneos, las lesiones de las pequeñas fibras nerviosas pueden desencadenar los numerosos y diferentes síntomas del CRPS. Se cree que las moléculas secretadas de los extremos de las pequeñas fibras nerviosas lesionadas hiperactivas contribuyen a producir inflamación y anormalidades en los vasos sanguíneos. Estas anormalidades de los nervios periféricos luego desencadenan una función neurológica anormal en la médula espinal y el cerebro, y conllevan en algunos casos trastornos complejos de la función cortical superior.

Otra anormalidad en el CRPS tiene que ver con los vasos sanguíneos en la extremidad afectada, que pueden dilatarse (abrirse más ampliamente) o drenar fluido hacia el tejido circundante, causando enrojecimiento e inflamación cutáneas. Los tejidos más profundos y los músculos subyacentes pueden quedar privados de oxígeno y nutrientes, lo que ocasiona dolor y daños en los músculos y las articulaciones. A veces, los vasos sanguíneos se pueden constreñir (restringir) excesivamente, lo que causa que la piel se ponga fría, blanca o azulada. La dilatación y constricción de los pequeños vasos sanguíneos son controladas por los axones de pequeñas fibras nerviosas y por mensajeros químicos en la sangre.

El CRPS también afecta su sistema inmunitario. Se han encontrado altos niveles de químicos inflamatorios (citocinas) en los tejidos de las personas que sufren el CRPS. Estos contribuyen a ocasionar el enrojecimiento, la inflamación y la sensación de calor que muchos pacientes informan. El CRPS es más común en personas con otros trastornos inflamatorios y autoinmunes, tales como el asma.

El CRPS también puede tener influencia genética, pero esto se basa en información limitada. Se ha informado acerca de agrupaciones de enfermedades familiares poco comunes del CRPS. El CRPS familiar puede ser más grave, con un inicio más temprano, mayor distonía y más de una extremidad afectada.

De vez en cuando, el CRPS se desarrolla sin ninguna lesión conocida. Puede haber ocurrido una lesión interna causada por una infección, un problema relacionado con los vasos sanguíneos o la compresión de los nervios, por lo que es necesario que se realice un examen cuidadoso para determinar la causa y tratarla.

En muchos casos, el CRPS es el resultado de múltiples causas que actúan juntas para producir varios síntomas.

¿Cómo se hace el diagnóstico del síndrome de dolor regional complejo?

Actualmente no hay una prueba de diagnóstico única para confirmar el CRPS. El diagnóstico se basa en su historia médica y sus síntomas, pero debido a que otros trastornos pueden causar síntomas similares, es importante el examen cuidadoso. Puesto que la mayoría de las personas mejoran gradualmente con el tiempo, el diagnóstico puede ser más difícil con el paso del tiempo.

También pueden hacerse exámenes para ayudar a descartar otros trastornos, tales como síndromes de artritis, enfermedad de Lyme, enfermedades musculares generalizadas, una vena obstruida o polineuropatías de las pequeñas fibras nerviosas (como por ejemplo, ocasionadas por diabetes), porque estos requieren un tratamiento diferente. La característica distintiva del CRPS normalmente es una historia de lesión anterior en el área afectada, puesto que estos otros trastornos no son desencadenados por lesiones. Si no tiene una historia de lesión, es necesario que se someta a un examen cuidadoso para asegurarse de que no se pase por alto otro diagnóstico tratable.

La resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) o la gammagrafía ósea trifásica a veces identifican cambios de las características del CRPS en el metabolismo óseo. El CRPS a menudo se vincula con reabsorción ósea excesiva, un proceso en el que ciertas células desintegran el hueso y liberan calcio a la sangre.

¿Cuál es el pronóstico si tengo el síndrome de dolor regional complejo?

El resultado del CRPS varía de una persona a otra. Casi todos los niños y adolescentes se recuperan bien de este síndrome. De vez en cuando, las personas quedan con parálisis y dolor incesante que no desaparecen y cambios irreversibles a pesar del tratamiento. Las pruebas anecdóticas sugieren que el tratamiento temprano, especialmente la rehabilitación, ayuda a limitar el trastorno. Sin embargo, esto no se ha comprobado todavía en los estudios clínicos. Se necesita más investigación para entender las causas del CRPS, cómo evoluciona y el papel del tratamiento precoz.

¿Qué tratamientos están disponibles para el síndrome de dolor regional complejo?

Con frecuencia se utilizan las siguientes terapias:

Terapia de rehabilitación. Un programa de ejercicios para mantener en movimiento la parte del cuerpo o la extremidad que presenta dolor puede mejorar el flujo sanguíneo y reducir los síntomas circulatorios. Además, el ejercicio puede ayudar a mejorar la flexibilidad, la resistencia y la función del miembro afectado. La rehabilitación del miembro afectado también puede ayudar a evitar o revertir los cambios cerebrales secundarios que se vinculan con el dolor crónico. La terapia ocupacional puede ayudar a la persona a aprender nuevas maneras de trabajar y realizar las tareas cotidianas.

Psicoterapia. El CRPS y otros trastornos dolorosos e incapacitantes a menudo se asocian con síntomas psicológicos graves para las personas afectadas y sus familias. Si usted tiene el CRPS, puede desarrollar depresión, ansiedad o trastorno por estrés postraumático, y todos estos problemas agravan la percepción del dolor y dificultan los esfuerzos de mejoría y rehabilitación. El tratamiento de estos trastornos secundarios es importante para ayudar a las personas a enfrentar y recuperarse del CRPS.

Medicamentos. Se ha demostrado que varias clases diferentes de medicamentos son eficaces para el CRPS, especialmente cuando se usan en las etapas iniciales de la enfermedad. No hay medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) específicamente para el CRPS, y no hay un solo medicamento o una sola combinación de medicamentos cuya eficacia esté garantizada en todas las personas. Entre los medicamentos para tratar el CRPS se encuentran:

  • Antiinflamatorios no esteroides (NSAIDS, por sus siglas en inglés) para tratar el dolor moderado, tales como aspirina, ibuprofeno y naproxeno de venta libre
  • Corticoesteroides que tratan la inflamación/hinchazón y el edema, tales como prednisolona y metilprednisolona (que se utilizan principalmente en las etapas iniciales del CRPS)
  • Medicamentos desarrollados inicialmente para tratar convulsiones o depresión, pero que ahora se ha demostrado que son eficaces para el dolor neuropático, tales como gabapentina, pregabalina, amitriptilina, nortriptilina y duloxetina
  • Inyecciones de toxina botulínica
  • Opioides tales como Oxycontin, morfina, hidrocodona, fentanilo y Vicodin
  • Antagonistas de los receptores de N-metil-D-aspartato (NMDA, por sus siglas en inglés), tales como dextrometorfano y cetamina
  • Calcitonina nasal, especialmente para el dolor óseo profundo
  • Cremas y parches anestésicos locales tópicos, tales como lidocaína

Todos los medicamentos o combinaciones de medicamentos pueden tener distintos efectos secundarios. Entre ellos se pueden mencionar somnolencia, mareos, aumento de la frecuencia cardíaca y alteración de la memoria. Informe al profesional de atención médica que lo trata acerca de cualquier cambio que se produzca una vez que haya comenzado la terapia.

Bloqueo del nervio simpático. Algunas personas dicen tener alivio temporal del dolor con bloqueos del nervio simpático. Sin embargo, no existen pruebas publicadas de beneficios a largo plazo. El bloqueo del nervio simpático consiste en inyectar anestesia a un lado de la columna vertebral para bloquear directamente la actividad de los nervios simpáticos y mejorar el flujo sanguíneo.

Simpatectomía quirúrgica. El uso de esta operación que destruye algunos de los nervios es controversial. Algunos expertos piensan que es injustificado y que empeora el CRPS, pero otros informan que se obtiene un resultado favorable. La simpatectomía se debe usar solo en personas cuyo dolor se alivia considerablemente (aunque en forma temporal) mediante bloqueos del nervio simpático. También puede reducir la sudoración excesiva.

Estimulación de la médula espinal. La colocación de electrodos de estimulación a través de una aguja en la columna vertebral cerca de la médula espinal produce una sensación de hormigueo en el área del dolor. En general, el electrodo se coloca durante unos pocos días para evaluar si la estimulación será útil. Se requiere cirugía menor para implantar todas las partes por debajo de la piel en el tronco. Una vez implantado, el estimulador puede ser encendido y apagado, y ajustado por medio de un controlador externo. De acuerdo con la información disponible, aproximadamente 25% de la personas desarrollan problemas con el equipo que pueden requerir cirugías adicionales.

Otros tipos de estimulación neuronal. La neuroestimulación se puede aplicar en otros puntos a lo largo de la vía del dolor, no solo en la médula espinal. Estos incluyen nervios lesionados cercanos (estimuladores de nervios periféricos), fuera de las membranas del cerebro (estimulación de la corteza motora con electrodos durales), y dentro de las partes del cerebro que controlan el dolor (estimulación cerebral profunda). Una opción reciente consiste en el uso de corrientes magnéticas aplicadas externamente en el cerebro (se llama estimulación magnética transcraneal repetitiva o rTMS, por sus siglas en inglés). La ventaja de esta opción es que no se requiere cirugía, pero la desventaja es que son necesarias varias sesiones de tratamiento.

Bombas de medicamentos para administración intratecal (intrarraquídea). Estos dispositivos bombean medicamentos analgésicos directamente en el fluido que baña la médula espinal, generalmente opioides y agentes anestésicos locales, tales como clonidina y baclofeno. La ventaja es que se puede acceder a los puntos de señal de dolor en la médula espinal usando dosis mucho más bajas que las requeridas en la administración por vía oral, lo que reduce los efectos colaterales y aumenta la eficacia de los medicamentos. No existen estudios que muestren beneficios específicamente para el CRPS.

Entre los nuevos tratamientos para el síndrome de dolor regional complejo se encuentran:

  • Inmunoglobulina intravenosa (IVIG, por sus siglas en inglés). Investigadores en Gran Bretaña informaron que la inmunoglobulina intravenosa en pequeñas dosis redujo la intensidad del dolor en una pequeña prueba de 13 pacientes aquejados del CRPS durante un período de entre 6 y 30 meses que no respondieron bien a otros tratamientos. Los pacientes que recibieron inmunoglobulina intravenosa experimentaron una mayor reducción en los valores de dolor que aquellos que recibieron solución salina durante los siguientes 14 días después de la infusión. Se planifica realizar un estudio más grande en el que participen personas con el CRPS en fase aguda.
  • Cetamina. Los investigadores están usando pequeñas dosis de cetamina —un fuerte anestésico— administrada por vía intravenosa durante varios días para reducir considerablemente o eliminar el dolor crónico del CRPS. En ciertos ambientes clínicos, se ha demostrado que la cetamina ha resultado útil en el tratamiento del dolor que no responde bien a otros tratamientos.
  • Oxígeno hiperbárico. Varios estudios han investigado el uso de la terapia del oxígeno hiperbárico para el dolor crónico. Las personas se acuestan en un tanque que contiene aire presurizado, que suministra más oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo. Aunque la investigación todavía es experimental, algunos investigadores informan que el oxígeno hiperbárico puede reducir la inflamación y el dolor, y mejorar la amplitud de movimiento en personas con el CRPS.

Varias terapias alternativas también se han utilizado para tratar otros trastornos dolorosos. Estas opciones incluyen modificación del comportamiento, acupuntura, técnicas de relajación (tales como biorretroalimentación, relajación muscular progresiva y terapia de movimiento guiado), y tratamiento quiropráctico.

¿Qué investigación se está realizando sobre el síndrome de dolor regional complejo?

El Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Apoplejía (NINDS, por sus siglas en inglés), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), es el principal patrocinador en el gobierno federal de la investigación relacionada con el cerebro y el sistema nervioso central. Otros institutos NIH también apoyan la investigación sobre el CRPS y otros trastornos dolorosos.

Con el apoyo del NINDS, los científicos están estudiando nuevos enfoques para tratar el CRPS, y para tratarlo en forma más agresiva a fin de limitar los síntomas y la discapacidad vinculada al síndrome.

La investigación anterior ha demostrado que la inflamación relacionada con el CRPS es mantenida por la respuesta inmunitaria natural del organismo. Los investigadores esperan entender mejor cómo se desarrolla el CRPS al estudiar la activación del sistema inmunitario y la transmisión de señales de los nervios periféricos. Se desarrolló el modelo animal para imitar ciertas características parecidas a las del CRPS después de una fractura o una cirugía de extremidad, mediante la activación de ciertas moléculas involucradas en el proceso del sistema inmunitario.

Un traumatismo en una extremidad, como por ejemplo, una fractura y el subsiguiente yeso, es una causa común del CRPS. Al estudiar un modelo animal, los investigadores esperan entender mejor la base neuroinflamatoria del CRPS, e identificar las vías relevantes de transmisión de señales inflamatorias que llevan al desarrollo del CRPS postraumático. También examinarán los efectos inflamatorios de la inmovilización con yeso y el ejercicio en el desarrollo de comportamientos vinculados al dolor y los síntomas del CRPS.

La lesión de los nervios periféricos y la subsiguiente regeneración a menudo conllevan diversos déficits sensoriales. Los investigadores esperan identificar cambios celulares y moleculares específicos en las neuronas sensoriales después de una lesión de los nervios periféricos, a fin de entender mejor los procesos inherentes a la neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para reorganizar o formar nuevas conexiones y vías nerviosas después de una lesión o la muerte de células nerviosas). La identificación de estos mecanismos podría proporcionar objetivos para nuevos tratamientos con medicamentos que mejoren la recuperación después de la regeneración.

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Testimonios

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